
Por Xavier Vilalta,
Business Director
Platform Services
En un mundo donde la transformación digital es clave para la competitividad, las empresas deben encontrar el equilibrio perfecto entre modernización, control y eficiencia. La nube híbrida se ha convertido en la respuesta para aquellas organizaciones que buscan combinar la flexibilidad de la nube pública con la seguridad y el rendimiento de los entornos on-premise. Pero ¿cómo lograr esta integración sin comprometer la operatividad del negocio?
En este artículo, exploramos por qué la nube híbrida sigue siendo una estrategia esencial y cómo aprovechar su potencial para una IT más ágil, eficiente y preparada para el futuro.
Cualquier entorno de IT empresarial es una mezcla híbrida de aplicaciones modernas y tradicionales. Los modelos nativos cloud de aplicaciones orientadas al cliente son la cara moderna de la empresa, mientras que detrás de esta escena hay aplicaciones longevas y resistentes al cambio que hacen el trabajo pesado.
Gartner llama a esta situación TI «bimodal», y es una realidad evidente para la mayoría de las empresas. A excepción de unas pocas empresas nativas digitales, las grandes empresas deben lidiar con el hecho de que una parte significativa de su entorno de IT seguirá innegablemente operando on-premise.
Aun así, los modelos de negocio actuales y los indicadores de competitividad dictan que las aplicaciones deben recibir actualizaciones periódicas, integrarse libremente con una variedad de sistemas modernos y tradicionales y respaldar formas flexibles de trabajo y consumo.
Este es el motor detrás de la llamada «nube privada», o en otros términos, aplicaciones on site con acceso a plataformas de infraestructura de alta disponibilidad, con una alta variedad de funcionalidades, automatizadas y comercialmente muy flexibles.
Durante los primeros días de la adopción de modelos cloud, la nube privada era un diferenciador competitivo. Fue un primer paso hacia la modernización para las empresas más reacias al riesgo o para aquellas que se enfrentaban a restricciones o limitaciones en aplicaciones que les dificultaban hacer la transición al cloud. Parecía un movimiento positivo para aquellos remisos a renunciar a la percepción de seguridad y la conveniencia de su infraestructura de IT existente. Hoy en día, sin embargo, ninguna empresa puede permitirse mantener sus sistemas 100% en sus instalaciones o basados completamente en modelos de máquinas virtuales.
De ahí la aparición del modelo de nube híbrida, que combina la escala y la flexibilidad de la nube pública con el control de los sistemas locales sobre las comunicaciones, la gobernanza y la soberanía digital. Sin embargo, para ser prácticos en este modelo intermedio, se necesita un nivel de funcionalidad similar a la nube en las instalaciones on-premise, adaptada al entorno único del propietario y conectada y coordinada con la nube.
¿Sigue siendo relevante la nube híbrida?
En primer lugar, sí. Hay muchas razones para mantener al menos parte de la IT en las instalaciones locales. Puede haber requerimientos de soberanía de datos que hagan necesario que los datos se almacenen en una geografía específica por razones regulatorias o de privacidad. Es posible, también, que se necesite una latencia extremadamente baja para algunas aplicaciones críticas, que la nube pública no puede proporcionar.
Podría ser una cuestión de control de costes (hablamos sobre ello más adelante) y, francamente, algunas aplicaciones son demasiado viejas e inadecuadas para migrar a una nube pública. Las aplicaciones tradicionales todavía necesitan un lugar donde ser alojadas.
Del mismo modo que no pediríamos a nuestros padres que utilizaran un servicio de car sharing, algunas bases de datos grandes y estáticas tampoco pertenecen a un entorno de nube pública.
“La nube híbrida ofrece la escalabilidad y la flexibilidad de la nube pública con un mayor control, lo que reduce el tiempo de comercialización, mejora la experiencia del cliente y optimiza los costes de IT, cumpliendo simultáneamente con los requisitos de cumplimiento de normativas, seguridad y sostenibilidad.”
Es importante tener en cuenta que usar instalaciones on-premise no significa ser anticuado. Se pueden alojar aplicaciones modernas en contenedores en una nube privada, pero no se puede colocar una aplicación tradicional en la nube pública sin algunos cambios significativos tanto en el diseño de la aplicación como en los procesos empresariales. Puede convertirse rápidamente en una pesadilla de costes y configuración.

Cómo tomar decisiones inteligentes sobre la nube
En el debate entre la nube pública y la privada frente a la híbrida, todo el mundo parece ofrecer alguna variación del mismo consejo: encontrar el equilibrio adecuado.
Si bien esto es cierto, no es particularmente útil. No se trata simplemente de mirar su patrimonio de IT, clasificar las aplicaciones en diferentes grupos y luego relajarse después de un trabajo bien hecho.
El hecho de que una aplicación caiga en un cajón en particular no significa que deba permanecer allí. Se deben desarrollar roadmaps de aplicaciones, basados en la evolución de las demandas competitivas y comerciales. La oportunidad de modernizar las aplicaciones locales es una de las razones clave para mantenerlas allí en primer lugar. Para ello, se requiere una infraestructura local avanzada que se acerque a la funcionalidad de la nube, al tiempo que amplifique los beneficios de rendimiento, cumplimiento y control de estar en las instalaciones on-premise.
Como mencionamos anteriormente, se puede ejecutar una aplicación en contenedores en su propia infraestructura, así que ¿por qué no convertir esa antigua aplicación local en Kubernetes? La ventaja es que no tienes que transformarlo todo a la vez. Puede empezar por refactorizar la funcionalidad, pero no se tienen que transformar los procesos y las redes al mismo tiempo.
Así se tiene más control sobre el entorno propio de red y no se tiene que adaptar a las reglas, políticas o precios de un proveedor de nube pública. No se tienen que implementar redes avanzadas, microsegmentación o accesos basado en roles.
Puede ser un camino más lento hacia la modernización, pero es la opción inteligente. Los entornos empresariales completos no se pueden modernizar de una sola vez, y evolucionan a más de dos velocidades. Las nubes híbridas son más seguras y permiten mantener las barreras de seguridad, cumplimiento y privacidad. Tampoco se tiene por qué limitar la funcionalidad.
Una vez que una aplicación antigua está lo suficientemente modernizada, también se puede aprovechar la oportunidad para implementar funciones modernas como la IA. De hecho, se puede aprovechar la escalabilidad y el bajo coste de la nube para entrenar el modelo y, a continuación, portarlo para que se ejecute en las instalaciones on-premise. Un ejemplo de combinar lo mejor de los dos mundos, on-premise y cloud.
Con cada aplicación que se modernice, nos acercamos más a una infraestructura verdaderamente portátil. Siempre que los requisitos empresariales permanezcan coherentes, se puede mantener esas aplicaciones on-premise de forma segura, pero es posible que se llegue a un punto de inflexión en el que la nube tenga más sentido.
Si los impulsores del negocio cambian, como una mayor necesidad de escalabilidad o lanzamientos más frecuentes, la aplicación ya estará lista para la nube. O bien, se pueden aumentar estas cargas de trabajo con funcionalidad o datos de una aplicación o base de datos basada en la nube sin mover toda la aplicación local a la nube. Lo que nos lleva a…
¿Qué no debería moverse a la nube?
Es importante tener en cuenta que ciertas aplicaciones nunca podrán trasladarse a la nube. Los requisitos de cumplimiento o seguridad, los altos costes de conmutación o las grandes cargas de trabajo estáticas se encuentran entre las barreras para mover ciertas aplicaciones a la nube pública.
Digamos que eres dueño de esa gran base de datos que mencionamos anteriormente. Maneja grandes cargas de trabajo que siempre se ejecutan en una pieza de hardware más antigua. Podría considerarse moverla a la nube para eliminar el coste de mantenimiento y actualización del hardware. A corto plazo, esto puede ser cierto, pero solo se está cambiando Capex por Opex. A largo plazo, los costes de cómputo se volverán significantes.
En este caso, nuestros padres pertenecen exactamente donde se sienten más cómodos: con su propio coche. De vez en cuando, cambiar una bombilla o rellenar el depósito del limpiaparabrisas es un inconveniente menor en comparación con explicar constantemente por qué ahora comparten un coche con un grupo de personas desconocidas con hábitos de conducción distintos. Y pueden disfrutar de las comodidades más modernas sin sacrificar la comodidad y la seguridad su propio vehículo.
La (suponemos) última palabra sobre la nube híbrida
A pesar del atractivo de la nube pública, está claro que todavía hay un lugar para la nube híbrida y los entornos locales. Aunque a menudo se presenta como el principio y el fin de la informática moderna, la nube pública no es adecuada para todas las aplicaciones.
Con la nube híbrida, puede modernizarse sin concesiones, reduciendo el tiempo de comercialización, mejorando la experiencia y optimizando los costes, al tiempo que proporciona control sobre el cumplimiento, la seguridad y la sostenibilidad.
Si deseas obtener más información sobre cómo un enfoque de nube híbrida inteligente puede ayudarte a cerrar la brecha entre el negocio y la IT, en Abast estamos listos para ayudarte. Contáctanos a través de nuestro formulario web.